Ir a la Primera parte
El amor entre la chica y el poeta llegó a su fin. Ella creyó dejar de amarlo, él la amaría eternamente... era mutuo pero a veces hay cosas más importantes que el amor. Ella siempre sería su musa. Eternamente le evocaría palabras de amor, de deseo y ahora de añoranza de un amor que fue pero que debió terminar.
Ella siguió su vida, siguió con su búsqueda y volvió a encontrar otros poetas. Se maravilló con sus versos, frases, escritos y canciones. Ahora si había encontrado seres dignos de su admiración y quedó embelesada. Algo que nunca le pasó con él.
Le vino a la mente su fama de princesa del hielo, no era dificil sentirlo... apoyar la cabeza en su pecho podía generar un escalofrío. ¿Habría cambiado? ¿El dolor de perder al poeta habría derretido ese hielo que parecía eterno? ¿Sería esto posible? Sólo supo que empezó a añorar este tipo de amor, ese tipo de desesperación aunque la pregunta es... realmente fue amor?
Quiso que estos poetas también le dediquen algunos versos, pero no pasó. Ya no estaba en ese lugar privilegiado, ya no era el centro del mundo de alguien, ya no inspiraba las más locas y desenfrenadas pasiones como lo hizo con ese poeta. Y ahí se dio cuenta de una parte de sí misma, de la necesidad de ese tipo de atención. Atención que alimenta su ego y que a su vez le genera desprecio hacia el admirador... quiere tenerlos a sus pies solo para despreciar todo lo que hagan por ella, pisotearlos y regocijarse en que se dejen aplastar como cucarachas una y otra vez y vuelvan por más. Siempre vuelven por más.
Hoy, como siempre, esta al acecho de una nueva víctima. El hielo nunca se derritió, de eso esta segura. Igual sabe que no solo toma... también da... y quien sepa apreciar esa recompensa nunca se arrepentirá.
Fin
Hace 2 días